jueves, 14 de febrero de 2008

Una testigo declaró en el juicio contra militares en Corrientes que vio a Fernando Piérola en el RI-9

En el inicio de las testimoniales en el juicio contra cinco represores del Regimiento de Infantería 9, una psicóloga cordobesa denunció que fue violada y sometida a todo tipo de vejámenes por parte del ex capitán Juan Carlos De Marchi y contó que entre los detenidos en el centro clandestino de detención correntino vio al paranaense Fernando Piérola (foto), que unos meses después fue asesinado en la Masacre de Margarita Belén. Los imputados negaron los cargos por los que se los acusa e invocaron la obediencia debida
Marta Angélica Alvarez, una cordobesa de 67 años detenida en su casa en Corrientes el 14 de septiembre de 1976, por efectivos de la Policía Federal, y luego trasladada al RI-9, donde fue violada y sometida a todo tipo de vejámenes por un sujeto de voz no muy gruesa, con cierta disonancia, muy particular, y acento no local. Esa misma voz la reconocería durante los interrogatorios en el predio militar y cada vez que se retiraba el dueño de esa voz, y aquel perfume tan particular de quien fuera su abusador el primer día, ella preguntaba a los conscriptos santiagueños quién era el que había salido, e invariablemente contestaban sin dudar que se trataba del capitán De Marchi.
Por el agujero de la frazada que oficiaba de cortina en las mazmorras del centro clandestino de detención, ella espiaba a un hombre que siempre pateaba a los prisioneros indefensos, encadenados y encapuchados. Los mismos conscriptos lo identificaron como el subteniente Barreiro; y contó que a Losito lo vio a cara descubierta ya que le mostraba unas fotos de gente buscada por el grupo de tareas para que los identificara y como ella sufría una infección ocular no tenía en ese momento venda alguna.
El lugar donde estaba detenida era un galpón con boxes improvisados por armarios y como “puerta” o cortina tenía una frazada de campaña. En virtud de que estuvo un tiempo sin vendas y podía espiar a través de un agujero de la frazada, pudo ver que además de los “estables” siempre había diez o 15 prisioneros, y podían oírse los gritos desgarradores de la tortura que les era infligida. Allí alcanzó a ver al entrerriano Fernando Piérola, que había sido secuestrado en Misiones junto con su mujer, María Julia Morresi, y que fue asesinado en la Masacre de Margarita Belén, en la madrugada del 13 de diciembre de 1976.
Luego fue el turno de José Arnaldo Gómez. El testigo afirmó conocer a los ex capitanes Rafael Barreiro y Horacio Losito dado que era amigo del cuñado de ambos, Javier Mauriño. Es por eso que al notar que su casa estaba siendo merodeada por personal del Ejército y la policía, decidió apoyarse primero en Barreiro y después en Losito. Sin embargo, cuando se entregó amistosamente en manos de Losito, éste le confesó: “Te estábamos buscando”. Durante su cautiverio, Gómez también relató que escuchaba los gritos desesperados de los prisioneros bajo tortura y vio a detenidos en un estado de salud calamitoso.
Si bien cada una de las palabras de los testigos fueron estremecedoras, el momento más tenso se vivió cuando Hugo Bernardo Midón se paró y señaló personalmente y cara a cara al capitán retirado Juan Carlos Demarchi. “Ese señor era el que comandaba los operativos y participaba de las sesiones de tortura”, afirmó el abogado.
Midón fue el tercer orador. Detenido el 5 de diciembre de 1975, contó cómo la policía lo trasladó junto a su hermano a la Jefatura de Policía. Allí, al segundo día, comenzaron las torturas y los interrogatorios. Midón, que estuvo preso hasta 1980, hizo durante toda su exposición particular hincapié en “un muchacho joven, con un perfume muy particular, que andaba siempre con un cigarrillo”. Ese hombre fue el encargado de detenerlo y torturarlo, ese hombre es al que Midón señaló en medio de la sala. El reconocerlo no fue tan complejo, explicó luego, porque al estar tanto tiempo vendado se agudizó su olfato.
Luego brindó testimonio Julián Lionel Arce, un ex conscripto quen se encontraba prestando el servicio militar desde mediados de 1975 hasta el 11 de noviembre de 1976 cuando le dieron la baja y era el encargado de completar el libro de historia del Ejército. Arce aseguró que tanto Juan Carlos Demarchi, como Rafael Barreiro, Horacio Losito y Carlos Piriz eran los miembros del equipo de inteligencia que funcionaba en el RI-9 y se encargaba de realizar los procedimientos donde se secuestraban a los militantes políticos.
Reconoció una sesión de tortura en una sala que se ubicaba dentro del Casino de Oficiales, zona a la que describió como la que se usaba para alojar a los detenidos. Relató haber escuchado gritos “aterradores” de una persona que era sometida a tortura con picana eléctrica, y dijo que “ponían música de Julio Iglesias para que no se escucharan los gritos”.
Aseguró que todos los soldados, oficiales y suboficiales que estaban en el Regimiento 9 conocían de la existencia de los detenidos y de los vejámenes que sufrían. “El término ‘detenidos’ estaba generalizado entre todos”, enfatizó Arce, quien relató que una vez vio al ex capitán Demarchi descender de un auto arrastrando de los pelos a una mujer a la que llevaba hacia la zona del casino de oficiales.
A ese lugar sólo tenían acceso Demarchi, Losito, Barreiro y Piriz a quien calificó como El Boxeador, “por cómo castigaba a las personas y también a los soldados”.
También describió en las condiciones en que vio a otros de los testigos en esta causa, el militante de las Ligas Agrarias de Goya Rogelio Tomasella: “Estaba esposado en una cama del Hospital Militar totalmente vendado con un guardia en la única puerta que tenía el cuarto que lo custodiaba todo el día”.
Durante la cuarta jornada de proceso, cuatro de los seis imputados rechazaron los cargos de los que se los acusa y recurrieron a la figura de la obediencia debida. Dijeron haber actuado bajo órdenes del general a cargo de la Séptima Brigada de Infantería Cristino Nicolaides “Yo, en esa época, no tenía capacidad de mando, solo cumplía órdenes de Nicolaides. El tendría que estar acá y no está” exclamó Losito.
En tanto, el ex capitán del ejército, Juan Carlos Demarchi se abstuvo de declarar argumentando “no sé de que me acusan, a quién cometí los delitos y cuáles son las pruebas. Declararía pero no se de que se me acusa”.
El juicio es el primero que se desarrolla en el interior del país y tiene como imputados al ex jefe del Ejército Cristino Nicolaides, el capitán retirado Juan Carlos Demarchi, los coroneles Horacio Losito y Rafael Manuel Barreiro y los oficiales de la Gendarmería Carlos Roberto Piriz y Raúl Alfredo Reynoso, quienes están acusados por asociación ilícita, 12 casos de secuestros agravados, vejaciones, apremios, tormentos y las desapariciones forzadas de Juan Ramón Vargas y Rómulo Gregorio Artieda. En el caso de Nicolaides, no está siendo juzgado por su precario estado de salud y permanece internado en Córdoba.

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