Primera vez una hija de desaparecidos es querellante en el juicio contra sus apropiadores
Comenzó este martes el juicio contra un militar y un matrimonio civil por sustracción de una menor de edad, falsificación de documento público y supresión de identidad de una hija de desaparecidos durante la última dictadura. El capitán José Berthier (foto superior) está acusado de entregar a María Eugenia Sampallo Barragán al matrimonio compuesto por Osvaldo Rivas y María Cristina Gómez Pinto, que también serán juzgados. Esta es la primera vez que una nieta recuperada por Abuelas de
Plaza de Mayo será querellante en el juicio por su apropiación ilegal. La chica nació en febrero de 1978 y el parto fue asistido por el médico paranaense Julio César Cáceres Monié (foto inferior).
El capitán del Ejército Enrique José Berthier y el matrimonio compuesto por Osvaldo Rivas y María Cristina Gómez Pinto deberán comparecer ante el Tribunal Oral Federal Número 5. Al matrimonio se le imputa haber participado en la sustracción de María Eugenia Sampallo Barragán de las manos de sus padres, de haber participado en su ocultación y retención, de participar en la falsificación ideológica de la partida de nacimiento con la que se inscribió a la joven como su hija biológica y con la que se obtuvo su documento nacional de identidad falso, suprimiendo así el estado civil y la identidad. A Berthier se lo acusa de los mismos delitos, así como también de haber participado en la falsificación ideológica del certificado de nacimiento suscripto por el médico militar Julio César Cáceres Monié.
Hija de los desaparecidos Leonardo Rubén Sampallo y Mirta Mabel Barragán, la menor fue inscripta como hija propia por el matrimonio con el nombre María Eugenia Violeta Rivas, con fecha de nacimiento 7 de mayo de 1978, aunque había nacido en febrero. Sus padres fueron secuestrados el 6 de diciembre de 1977 de su casa en Capital Federal. Mirta tenía un hijo de tres años de otra pareja -que fue dejado en custodia de su abuelo paterno- y llevaba un embarazo de seis meses. La pareja tenía una actividad gremial: Leonardo en Astilleros de La Plata y Mirta en la fábrica SIAP también en la capital bonaerense.
Según el abogado de Abuelas de Plaza de Mayo, Tomás Ojea Martínez, en el juicio se intentará demostrar que Berthier -un militar retirado cuyo nombre figura en los legajos de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep)- fue quien entregó la niña al matrimonio, después de haberla retenido durante un tiempo. “El nombre Violeta es el mismo que el de la esposa del militar y está comprobado que ninguno de los matrimonios podía tener hijos”, informó el letrado que acotó que en el juicio se sumará el testimonio de la joven que referirá que su apropiadora le decía “a vos te trajo Berthier”.
En 1980 Abuelas de Plaza de Mayo recibieron la denuncia de la desaparición de Mirta Mabel Barragán y su compañero Leonardo Sampallo realizada por Azucena Flora Martín de Barragán. En 1989 se recibieron en la institución denuncias anónimas sobre una criatura apropiada por un matrimonio que la había inscripto como hija propia, lo que motivó una extensa investigación para recopilar las circunstancias y el posible origen de la niña. A su vez, María Eugenia sabía desde los siete años que era hija adoptiva de Osvaldo Rivas y María Cristina Gómez Pinto. En ese momento, se dio intervención al Poder Judicial de la Nación desde la Procuración General y se realizaron los análisis inmunogenéticos, pero los resultados no fueron positivos.
La identidad de María Eugenia Sampallo Barragán comenzó a revelarse cuando a mediados de 2000, y ante las dudas sobre su origen que cotidianamente se planteaba, se acercó a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi) y luego a Abuelas de Plaza de Mayo. El 24 de julio del 2001 el informe del Banco Nacional de Datos Genéticos que confirmó que María Eugenia es hija de Mirta Barragán con una probabilidad del 99,99 por ciento, y cuando meses después se obtuvieron muestras de los hermanos de Sampallo se confirmó la filiación paterna. Era la nieta recuperada número 72.
La partida de nacimiento fue firmada por el médico paranaense Julio César Cáceres Monié, hermano del general Jorge Esteban Cáceres Monié, asesinado en diciembre de 1975 en Villa Urquiza. El teniente coronel falsificó los certificados de nacimiento de Claudia Victoria Poblete Hlaczik, María Eugenia Sampallo Barragán y Alejandro Sandoval Fontana -hijo de los entrerrianos Pedro Sandoval y Liliana Fontana-. . Los padres de todos ellos pasaron por el circuito de centros clandestinos de detención conocido como ABO: Club Atlético, El Banco y El Olimpo. El Tordo, tal como se lo conocía, murió en 1980.
Para que este sea el primer juicio en el que la víctima de robo de bebés se presente como querellante se conjugaron varios elementos, entre los cuales Ojea Martínez destacó la actitud de los fiscales en la causa contra Berthier que acusaban a la joven de falso testimonio y que motivaron la intervención de Abuelas de Plaza de Mayo. Además, la defensa del militar había solicitado al tribunal que se realizara un nuevo examen de ADN a la joven, poniendo en peligro su derecho a la identidad y el de todos los nietos restituidos.
“María Eugenia entiende que sus apropiadores no están arrepentidos y que no piensan dar información y por eso decide ser querellante. Esa es una actitud histórica de los apropiadores, que se agrava cuando no hay reparación del delito, es decir cuando se oculta información”, explicó Ojea Martínez como otra razón.
Asimismo, remarcó que “la apropiación de niños es un delito de lesa humanidad y como tal tiene una gravedad que muchas veces queda diluido. La sustracción es una forma de hacer desaparecer a la persona, y en el caso de María Eugenia significó que estuviera 25 años continuando la misma situación de desaparecida que sus padres” en el intento de buscar atenuantes, pero que, aún así, “el origen tiñe todo lo demás de ilegitimo”.
El capitán Berthier se encuentra detenido en Campo de Mayo, mientras que el matrimonio de Osvaldo Rivas y María Cristina Gómez Pinto afronta el proceso en libertad. Las audiencias se extenderán hasta el miércoles 5 de marzo, por lo que la sentencia se conocería a mediados del mes próximo.

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El capitán del Ejército Enrique José Berthier y el matrimonio compuesto por Osvaldo Rivas y María Cristina Gómez Pinto deberán comparecer ante el Tribunal Oral Federal Número 5. Al matrimonio se le imputa haber participado en la sustracción de María Eugenia Sampallo Barragán de las manos de sus padres, de haber participado en su ocultación y retención, de participar en la falsificación ideológica de la partida de nacimiento con la que se inscribió a la joven como su hija biológica y con la que se obtuvo su documento nacional de identidad falso, suprimiendo así el estado civil y la identidad. A Berthier se lo acusa de los mismos delitos, así como también de haber participado en la falsificación ideológica del certificado de nacimiento suscripto por el médico militar Julio César Cáceres Monié.
Hija de los desaparecidos Leonardo Rubén Sampallo y Mirta Mabel Barragán, la menor fue inscripta como hija propia por el matrimonio con el nombre María Eugenia Violeta Rivas, con fecha de nacimiento 7 de mayo de 1978, aunque había nacido en febrero. Sus padres fueron secuestrados el 6 de diciembre de 1977 de su casa en Capital Federal. Mirta tenía un hijo de tres años de otra pareja -que fue dejado en custodia de su abuelo paterno- y llevaba un embarazo de seis meses. La pareja tenía una actividad gremial: Leonardo en Astilleros de La Plata y Mirta en la fábrica SIAP también en la capital bonaerense.
Según el abogado de Abuelas de Plaza de Mayo, Tomás Ojea Martínez, en el juicio se intentará demostrar que Berthier -un militar retirado cuyo nombre figura en los legajos de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep)- fue quien entregó la niña al matrimonio, después de haberla retenido durante un tiempo. “El nombre Violeta es el mismo que el de la esposa del militar y está comprobado que ninguno de los matrimonios podía tener hijos”, informó el letrado que acotó que en el juicio se sumará el testimonio de la joven que referirá que su apropiadora le decía “a vos te trajo Berthier”.
En 1980 Abuelas de Plaza de Mayo recibieron la denuncia de la desaparición de Mirta Mabel Barragán y su compañero Leonardo Sampallo realizada por Azucena Flora Martín de Barragán. En 1989 se recibieron en la institución denuncias anónimas sobre una criatura apropiada por un matrimonio que la había inscripto como hija propia, lo que motivó una extensa investigación para recopilar las circunstancias y el posible origen de la niña. A su vez, María Eugenia sabía desde los siete años que era hija adoptiva de Osvaldo Rivas y María Cristina Gómez Pinto. En ese momento, se dio intervención al Poder Judicial de la Nación desde la Procuración General y se realizaron los análisis inmunogenéticos, pero los resultados no fueron positivos.
La identidad de María Eugenia Sampallo Barragán comenzó a revelarse cuando a mediados de 2000, y ante las dudas sobre su origen que cotidianamente se planteaba, se acercó a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi) y luego a Abuelas de Plaza de Mayo. El 24 de julio del 2001 el informe del Banco Nacional de Datos Genéticos que confirmó que María Eugenia es hija de Mirta Barragán con una probabilidad del 99,99 por ciento, y cuando meses después se obtuvieron muestras de los hermanos de Sampallo se confirmó la filiación paterna. Era la nieta recuperada número 72.
La partida de nacimiento fue firmada por el médico paranaense Julio César Cáceres Monié, hermano del general Jorge Esteban Cáceres Monié, asesinado en diciembre de 1975 en Villa Urquiza. El teniente coronel falsificó los certificados de nacimiento de Claudia Victoria Poblete Hlaczik, María Eugenia Sampallo Barragán y Alejandro Sandoval Fontana -hijo de los entrerrianos Pedro Sandoval y Liliana Fontana-. . Los padres de todos ellos pasaron por el circuito de centros clandestinos de detención conocido como ABO: Club Atlético, El Banco y El Olimpo. El Tordo, tal como se lo conocía, murió en 1980.
Para que este sea el primer juicio en el que la víctima de robo de bebés se presente como querellante se conjugaron varios elementos, entre los cuales Ojea Martínez destacó la actitud de los fiscales en la causa contra Berthier que acusaban a la joven de falso testimonio y que motivaron la intervención de Abuelas de Plaza de Mayo. Además, la defensa del militar había solicitado al tribunal que se realizara un nuevo examen de ADN a la joven, poniendo en peligro su derecho a la identidad y el de todos los nietos restituidos.
“María Eugenia entiende que sus apropiadores no están arrepentidos y que no piensan dar información y por eso decide ser querellante. Esa es una actitud histórica de los apropiadores, que se agrava cuando no hay reparación del delito, es decir cuando se oculta información”, explicó Ojea Martínez como otra razón.
Asimismo, remarcó que “la apropiación de niños es un delito de lesa humanidad y como tal tiene una gravedad que muchas veces queda diluido. La sustracción es una forma de hacer desaparecer a la persona, y en el caso de María Eugenia significó que estuviera 25 años continuando la misma situación de desaparecida que sus padres” en el intento de buscar atenuantes, pero que, aún así, “el origen tiñe todo lo demás de ilegitimo”.
El capitán Berthier se encuentra detenido en Campo de Mayo, mientras que el matrimonio de Osvaldo Rivas y María Cristina Gómez Pinto afronta el proceso en libertad. Las audiencias se extenderán hasta el miércoles 5 de marzo, por lo que la sentencia se conocería a mediados del mes próximo.
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