viernes, 30 de noviembre de 2007

0800-333-2334 la línea para la identificación

Por Arhista (*)

La clandestinidad con que actuaron los militares argentinos que usurparon el poder el 24 de marzo de 1976 dio origen a la figura del desaparecido. Fue la coronación de una tarea que venían orquestando desde varios años antes, preparando la logística e infraestructura para inaugurar lo que denominaron “Proceso de Reorganización Nacional”, que comprendía un entramado de acciones para la detención y desaparición de militantes sociales y políticos, pero que también apuntaba a implantar un orden económico, educativo, cultural e inclusive deportivo. En ese período, algunos argentinos fueron tirados desde aviones al mar -pero los cadáveres aparecían en las costas argentinas y uruguayas-, en otros casos se simularon enfrentamientos y los restos fueron entregados a los familiares en cajones cerrados con la orden de no abrirlos; y muchas veces se realizaron enterramientos clandestinos.
Hace algunas semanas, el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) firmó un convenio con Ministerio de Salud y la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación para lanzar la Iniciativa Latinoamericana para la Identificación de Personas Desaparecidas, una campaña masiva de extracción voluntaria de sangre en hospitales públicos, y que también permitirá establecer contacto con un número importante de familiares de desaparecidos que puedan aportar información esencial para reconstruir la historia personal, que constituye un factor fundamental en el proceso de identificación.
El proyecto se realizará en conjunto con instituciones de Guatemala y Perú, pero en el caso argentino constará de tres etapas: el análisis genético de 600 muestras óseas de víctimas de desaparición forzada entre 1974 y 1983 que se encuentran en custodia del EAAF y de 3.600 muestras de sangre de familiares; la intensificación de exhumaciones de restos enterrados en cementerios y otros lugares donde existen denuncias fundadas de enterramientos ilegales; y la creación del Banco de Sangre de Familiares del Equipo Argentino de Antropología Forense, junto con el laboratorio Lidmo de Córdoba, en coordinación con la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y el Ministerio de Salud.
El programa comenzó a implementarse a partir del 1° de noviembre y la toma de muestras de sangre se realiza en forma gratuita en todo el país. Para ello, se ha coordinado una red de oficinas de derechos humanos y de centros de toma dependientes del Ministerio de Salud y también se pueden realizar consultas telefónicas sin cargo al 0800-333-2334.
La Secretaría de Derechos Humanos se va a encargar de establecer el contacto con los familiares y darles un turno para que se presenten en los bancos de sangre que funcionan en hospitales públicos -bajo la coordinación del Ministerio de Salud-. Las muestras van a ser remitidas a la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, una quedará en custodia y otra será enviada a Estados Unidos para realizar los análisis masivos bajo estrictos acuerdos de confidencialidad. La identificación dependerá de cuánto material genético se pueda recuperar de los restos óseos y de la cantidad y utilidad de las muestras de sangre. Cuanto más cercano es el parentesco existen más probabilidades de establecer en forma fehaciente la identidad. Y como la certeza de la identificación aumenta a medida que se incrementa el número de familiares que aporta muestras de sangre, se establece un número de tres donantes por persona desaparecida.
Las muestras de sangre serán tomadas en forma gratuita por personal técnico de los centros de toma designados por el Ministerio de Salud, entrenado en la extracción de sangre y los resultados obtenidos son confidenciales. También se recomienda que donen sangre aquellas personas que ya lo han hecho puesto que los nuevos adelantos técnicos permiten que el soporte de papel en el que se almacena la sangre sea de mejor calidad y más duradero que el que se utilizaba hace unos años.
Las estimaciones indican que a mediados del año próximo se tendrán los primeros resultados de los análisis, que serán completados por los antropólogos -que actúan como peritos judiciales- con las hipótesis que reconstruyen la historia de cada cuerpo y en función de esa reconstrucción se informará a los familiares.
El Equipo Argentino de Antropología Forense se constituyó en 1987 pero nació tres años antes, cuando la Conadep y las Abuelas de Plaza de Mayo le pidieron al periodista Eric Stover, entonces director del Programa de Ciencia y Derechos Humanos de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, que colabore en el trabajo de exhumación e identificación de restos. Uno de los miembros de su delegación, Clyde Snow, convocó a un grupo de científicos para comenzar la tarea de lo que es hoy una de las organizaciones más respetadas mundialmente. Además del trabajo permanente en la Argentina, el EAAF ha extendido su trabajo a una treintena de países de América, Asia, África, y Europa, que luego de períodos de violencia política, deciden averiguar el destino de las personas desaparecidas. En 1997 lograron identificar el cadáver de Ernesto Che Guevara y otros seis guerrilleros que habían sido asesinados tres décadas antes por el ejército boliviano. En Argentina, los antropólogos lograron devolverles el nombre y apellido borrado por la represión a alrededor de 300 restos y apelaron a análisis genéticos en unos 120 casos. Con la Iniciativa Latinoamericana para la Identificación de Personas Desaparecidas pretenden extender ese horizonte.

(*) Asociación por la Reconstrucción Histórica Argentina.

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